- 8 enero, 2020
- Categorias: Empresas
Las empresas familiares son uno de los principales motores de la economía en el mundo. De acuerdo a estudios realizados por John L. Ward en Estados Unidos, se observó que en las empresas familiares el 10% de los fracasos se deben a la falta de capacidad del sucesor, el 20% a razones de negocio, el 10% a falta de capital, el 60% de los casos de fracaso se deben a temas puramente familiares.
Existe una larga y muy variada bibliografía que trata, de alguna forma, los factores de éxito de las empresas familiares. En el fondo, los factores de éxito de una empresa familiar no difieren demasiado de los de otras empresas, pero en las empresas familiares hay tres planos que viven realidades muy distintas: Empresa, familia y patrimonio.
Los tres planos han de ser tratados y ordenados de modo que no perjudiquen el objetivo de crecer y aumentar el patrimonio. Los momentos más peligrosos en la empresa familiar son aquellos del relevo familiar.
Toda empresa vive un ciclo de vida parecido a un producto o a un ser humano, pero la empresa puede renacer varias veces si reinventamos el negocio, de forma profesional antes del declive. La clave suele estar en que el fundador o familiar con mayor edad, tenga la inteligencia de retirarse y que sean los más jóvenes quienes piloten los cambios necesarios. Algunos expertos señalan en que el momento de retiro está sobre los 70 años. En cualquier caso, el relevo debe efectuarse cuando el que se retira todavía está en plena forma para facilitar la sucesión.
El patrimonio debe estar bien gestionado y protegido. Es lo que construimos con los dividendos que le da el negocio y el negocio es aquello que tenemos la obligación de
hacer crecer, evolucionar y proteger para las siguientes generaciones. La familia, el elemento más complejo, y normalmente, la causa de mortalidad más frecuente de las empresas, organizada y gestionada mediante unas estructuras de gobierno adecuadas.
En la práctica hemos conocido empresas que han vivido de la familia y familias que han vivido de la empresa. Ambas situaciones suelen terminar mal. Cualquiera que sea la situación, si la empresa está en manos de la familia, que es lo más frecuente, y se encuentra próxima a un posible relevo, planteárselo y llevar a cabo el proceso, de forma adecuada, es un revulsivo que revitalizará toda la empresa, sin duda.
Estas acciones suelen comportar situaciones de riesgo y, por tanto, de alta mortalidad entre las empresas familiares cuando existe un solo propietario fundador y varios propietarios de 2ª y 3ª generación. Pasar de un sistema de decisión personalista a uno de decisión colegiada no es nada fácil. El fundador tal vez no lo necesitaba, pero las siguientes generaciones sí, por tanto, se tiene que hacer posible, desde el fundador.
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JDA/SFAI