- 1 junio, 2018
- Categorias: Protección de Datos
Hace unas semanas se publicó la noticia de que la multinacional Facebook, a través de la empresa Competence Call Center, instalará un centro de datos que operará en Barcelona para luchar contra las fake news y revisar todo tipo de contenidos inapropiados, eliminándolos así de esta red social. El centro que, según dicen, ocupará más de 9.000 m2 y 8 Plantas en la Torre Glòries, contratará a más de 500 trabajadores para contrarrestar el panorama de crisis reputacional -o llámese cómo se quiera-, que viene padeciendo Facebook desde hace meses.
El escándalo de Cambridge Analítica y la comparecencia del altruista (en el uso de la Información) Mark Zuckerberg en el Senado de EE.UU, fue el momento de inflexión para la multinacional tras la grave acusación de que fuese la responsable de manipular los datos personales de millones de usuarios a fin de influenciarles psicológicamente y, en consecuencia, cambiar intencionadamente su intención de voto en las elecciones de Estados Unidos, Francia y Alemania. Ahí no es nada.
Qué duda cabe que Facebook tiene pendiente un largo recorrido para restaurar su credibilidad, frenar su descrédito social y devolver así la confianza a miles de millones de personas (siempre y cuando le sea rentable y cuente con apoyo económico necesario, claro). Por ello, de aquí en adelante, veremos que desarrollarán e implementarán medidas que intenten garantizar, ante todo, la seguridad y la privacidad de los datos de millones de usuarios que pululan por ese entramado social que es Facebook.
Escribiendo estas palabras me doy cuenta de que la información es dinero; la información es poder, esas dos frases que sonaban tanto cuando estudiaba en la Universidad se mantienen más vivas que nunca. Asistimos ante la intromisión constante de nuestra privacidad sin ningún tipo de control (no somos aún conscientes de ello o no queremos serlo) en el uso y abuso de nuestros datos personales; se transfieren, se venden o se revenden con fines muy concretos sin nuestro consentimiento. Pretenden cambiar nuestros patrones de conducta, influenciar en nuestro comportamiento para que cambiemos de decisiones o para que consumamos determinada información, fake o no, de acuerdo con los intereses de una élite social, política o económica. Esperamos que con la entrada en funcionamiento del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD, en español; GDPR, en inglés) el pasado 25 de mayo determine un marco jurídico europeo que garantice los derechos de los ciudadanos ante los abusos de la manipulación de la información, protegiendo así sus datos personales y refuerce su privacidad en Internet.
Cristian Serrano
Responsable Social Media en JDA/SFAI