Control y Confianza van de la mano

Es indudable que cualquier empresa o entorno competitivo precisa de un determinado nivel de control. Adecuar los niveles de control a las necesidades de los usuarios de la información financiera de la empresa, proporciona confianza.

La confianza es un elemento básico. Sin confianza nuestro sistema económico, nuestra sociedad y nuestros sistemas de valores no funcionan. Por eso decimos que la confianza es un elemento básico en nuestra economía y en nuestra vida.

El triangulo de la confianza está compuesto por tres vértices:

  1. Competencia  (en el sentido de persona reconocida como una fuente confiable de un tema, técnica o habilidad)
  2. Transparencia
  3. Responsabilidad (en el sentido de que responde)

Queremos referirnos a la Transparencia.

Transparencia como elemento que permite el conocimiento de los usuarios de la información de una empresa y de las condiciones que operan en ella.

Cuanto más transparente es una empresa, una organización (también sería aplicable a una persona, un partido político, un gobierno), más confianza genera.

La transparencia se desarrolla mediante actitudes, pero también asegurando la certeza de las aseveraciones que se efectúan.

Si en la economía y, en la empresa en particular, hay algún instrumento que nos proporciona control y aseguramiento, este es la auditoría.

La auditoría es una técnica que también genera confianza. Porque es desarrollada por personas habilitadas y competentes para desarrollarla, porque se realiza con transparencia, y el auditor es responsable de su trabajo. Confluyen en ella los tres vértices del triangulo de la confianza.

La auditoría tiene efectos internos y externos muy claros.  Internamente porque actúa como control  – y elemento disuasorio – y externamente actúa como aseguramiento de las aseveraciones financieras de la empresa.

A pesar de que puedan haber existido casos en los que firmas de auditoría pudieran no haber hecho bien su trabajo, ello no excluye el nivel de confianza que se debe otorgar una auditoría, pues dichas firmas van a responder de sus actos, como responde un cirujano cuando comete un error (no por ello, decimos que la cirugía no es buena).

Todas las empresas deberían adoptar medidas para establecer controles internos adecuados que permitan generar confianza en los mercados.   Y para ello,  el profesional adecuado  es el auditor.  En algunos países, esta práctica es muy común. No precisa de obligación legal.

Si usted ya se audita, enhorabuena. Ya sabe de qué estamos hablando. Si no es así, le invitamos a que visite nuestra página corporativa.

Si usted no se audita, pregúntese cuantos beneficios le puede proporcionar la auditoria. Puede estar seguro de que mejorarán sus sistemas de control interno y además generará mayor confianza respecto a terceros. Estamos seguros de que las cantidades invertidas en la auditoría no son un gasto, sino una inversión (aunque las contabilicemos como gasto), pues aumenta su nivel de confianza y, por consiguiente su goodwill.

Es indudable que cualquier empresa o entorno competitivo precisa de un determinado nivel de control. Adecuar los niveles de control a las necesidades de los usuarios de la información financiera de la empresa, proporciona confianza.

La confianza es un elemento básico. Sin confianza nuestro sistema económico, nuestra sociedad y nuestros sistemas de valores no funcionan. Por eso decimos que la confianza es un elemento básico en nuestra economía y en nuestra vida.

El triangulo de la confianza está compuesto por tres vértices:

  1. Competencia  (en el sentido de persona reconocida como una fuente confiable de un tema, técnica o habilidad)
  2.  Transparencia
  3. Responsabilidad (en el sentido de que responde)

Queremos referirnos a la Transparencia.

Transparencia como elemento que permite el conocimiento de los usuarios de la información de una empresa y de las condiciones que operan en ella.

Cuanto más transparente es una empresa, una organización (también sería aplicable a una persona, un partido político, un gobierno), más confianza genera.

La transparencia se desarrolla mediante actitudes, pero también asegurando la certeza de las aseveraciones que se efectúan.

Si en la economía y, en la empresa en particular, hay algún instrumento que nos proporciona control y aseguramiento, este es la auditoría.

La auditoría es una técnica que también genera confianza. Porque es desarrollada por personas habilitadas y competentes para desarrollarla, porque se realiza con transparencia, y el auditor es responsable de su trabajo. Confluyen en ella los tres vértices del triangulo de la confianza.

La auditoría tiene efectos internos y externos muy claros.  Internamente porque actúa como control  – y elemento disuasorio – y externamente actúa como aseguramiento de las aseveraciones financieras de la empresa.

A pesar de que puedan haber existido casos en los que firmas de auditoría pudieran no haber hecho bien su trabajo, ello no excluye el nivel de confianza que se debe otorgar una auditoría, pues dichas firmas van a responder de sus actos, como responde un cirujano cuando comete un error (no por ello, decimos que la cirugía no es buena).

Todas las empresas deberían adoptar medidas para establecer controles internos adecuados que permitan generar confianza en los mercados.   Y para ello,  el profesional adecuado  es el auditor.  En algunos países, esta práctica es muy común. No precisa de obligación legal.

Si usted ya se audita, enhorabuena. Ya sabe de qué estamos hablando. Si no es así, le invitamos a que visite nuestra página corporativa.

Si usted no se audita, pregúntese cuantos beneficios le puede proporcionar la auditoria. Puede estar seguro de que mejorarán sus sistemas de control interno y además generará mayor confianza respecto a terceros. Estamos seguros de que las cantidades invertidas en la auditoría no son un gasto, sino una inversión (aunque las contabilicemos como gasto), pues aumenta su nivel de confianza y, por consiguiente su goodwill.

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