- 3 septiembre, 2015
- Categorias: Empresas
Ahora que la economía empieza a crecer, es necesario llevar a cabo un programa de revitalización que lo realizábamos, para llevar a cabo un orden en la reflexión, desde tres enfoques: el negocio, las finanzas y las personas, y en siete dimensiones en cada uno de ellos.
El segundo enfoque del plan es el que abarca los aspectos financieros y legales de la compañía. Desde este enfoque, las dimensiones que contemplamos son:
- La transparencia
- Los resultados
- La planificación
- El equilibrio
- La estructura legal
- Y la familia
En nuestro artículo anterior abordamos las distintas dimensiones y quedó pendiente la familia, a quien vamos a dedicar un artículo especial, por su importancia.
En España hay más de 2,5 millones de empresas familiares que representan el 70% del PIB.
Entre el 70 y 80% de estas no pasas de la tercera generación por problemas de organización interna y menos del 50% de la segunda generación.
Para garantizar la viabilidad de las empresas familiares es fundamental alinear tres conceptos que viven realidades muy distintas: empresa, familia y patrimonio.
Los tres han de ser tratados y ordenados de modo que no perjudiquen el objetivo de crecer y aumentar el patrimonio.
Los momentos más peligrosos en la empresa familiar es el del relevo familiar. Le recomiendo que si está cerca de la fase del relevo generacional, que es cuando suele darse la fase del declive, lleve a cabo un protocolo familiar y, en base al mismo, un plan estratégico del negocio con vistas a largo que garantice la pervivencia de la empresa.
Toda empresa vive un ciclo de vida parecido a un producto o a un ser humano, pero la empresa puede renacer varias veces, si reinventamos el negocio, de forma profesional, antes del declive.
La clave suele estar en que el fundador o familiar con mayor edad tenga la inteligencia de retirarse y que sean los más jóvenes quienes piloten los cambios necesarios. Algunos expertos señalan en que el momento de retiro está sobre los 70 años.
El patrimonio debe estar bien gestionado y protegido. Es lo que construimos con los dividendos que le da el negocio y el negocio es aquello que tenemos la obligación de hacer crecer, evolucionar y proteger para las siguientes generaciones.
Y la familia, el elemento más complejo y normalmente la causa de mortalidad más frecuente de las empresas, organizada y gestionada mediante un protocolo familiar que abarque la profesionalización de la gestión y todos los aspectos necesarios.
El protocolo familiar debe hacerse cuando no haga falta, en momentos en que en la familia todavía existen lazaos afectivos muy fuertes.
En la práctica he conocido empresas que han vivido de la familia y familias que han vivido de la empresa. Ambas situaciones suelen terminar mal. Cualquiera que sea la situación, si la empresa está en manos de la familia, que es lo más frecuente, y se encuentra próxima a un posible relevo, planteárselo y llevar a cabo el proceso, de forma adecuada, es un revulsivo que revitalizará toda la empresa, sin duda.
Joan Díaz
Dir. Gral de JDA/SFAI.