- 4 noviembre, 2013
- Categorias: Empresas
Es innegable que desde hace unos años vivimos un auge mundial de todo lo relacionado con los zombies o muertos vivientes. Podemos encontrarla en el cine, series televisivas, literatura, comics, blogs, llegando incluso a editarse manuales de supervivencia ante holocaustos zombies.
El mundo empresarial parece no haber querido ser ajeno a esta corriente y por ello es muy habitual encontrar compañías zombies operando en los mercados. En su estado terminal suelen encontrarse en los procedimientos concursales, que lamentablemente tanto abundan en estos tiempos. Pero el número de las que operan en el mercado es muy elevado y lo más grave es que no son conscientes de serlo.
Una compañía zombie se caracteriza por operar en el mercado sin disponer de unos objetivos definidos, cuantificados y verificados como viables económica y financieramente junto a un preciso y detallado plan de actuación a ejecutar para alcanzarlos; por carecer de sistemas de información que permitan la detección rápida de situaciones que la desvíen de la consecución de los objetivos y le confieran la oportunidad de una reacción sin demoras que minimice perjuicios y por no haberse dotado de sistemas eficientes de registros que proporcione a la compañía información útil de análisis y de gestión para la toma de decisiones fundamentada.
Así el día a día de una compañía zombie es siempre el mismo: inicia diariamente un ralentizado periplo de rumbo aleatorio en su mercado, a la espera de alguna oportunidad que se le pueda presentar …o no, e ignorante de la realidad de su estado. Un estado que, paradójicamente, si finalmente se presenta esa esperada y feliz oportunidad, quizás no le permita cogerla ….
Y sin embargo, en ese mismo mercado podemos encontrar «compañías “vivas”, operando con información de gestión, detrás de la consecución de unos objetivos y planes que les permiten una limitada pero valiosísima iniciativa frente a la incertidumbre, conscientes de sus capacidades y limitaciones, que no esperan que lleguen oportunidades, sino que provocan que aparezcan, adaptativas a la realidad del mercado y a los cambios de su entorno, ágiles en su análisis de las situaciones y en sus reacciones, …en definitiva … mejorando su “chance” en el mercado en que operan.
Como gerente, no puede permitir que su negocio sea una compañía zombie … porque pese a que aparentemente subsisten en el mercado, … no dejan de ser, como la palabra zombie define, “muertas en vida”.
Es innegable que desde hace unos años vivimos un auge mundial de todo lo relacionado con los zombies o muertos vivientes. Podemos encontrarla en el cine, series televisivas, literatura, comics, blogs, llegando incluso a editarse manuales de supervivencia ante holocaustos zombies.
El mundo empresarial parece no haber querido ser ajeno a esta corriente y por ello es muy habitual encontrar compañías zombies operando en los mercados. En su estado terminal suelen encontrarse en los procedimientos concursales, que lamentablemente tanto abundan en estos tiempos. Pero el número de las que operan en el mercado es muy elevado y lo más grave es que no son conscientes de serlo.
Una compañía zombie se caracteriza por operar en el mercado sin disponer de unos objetivos definidos, cuantificados y verificados como viables económica y financieramente junto a un preciso y detallado plan de actuación a ejecutar para alcanzarlos; por carecer de sistemas de información que permitan la detección rápida de situaciones que la desvíen de la consecución de los objetivos y le confieran la oportunidad de una reacción sin demoras que minimice perjuicios y por no haberse dotado de sistemas eficientes de registros que proporcione a la compañía información útil de análisis y de gestión para la toma de decisiones fundamentada.
Así el día a día de una compañía zombie es siempre el mismo: inicia diariamente un ralentizado periplo de rumbo aleatorio en su mercado, a la espera de alguna oportunidad que se le pueda presentar …o no, e ignorante de la realidad de su estado. Un estado que, paradójicamente, si finalmente se presenta esa esperada y feliz oportunidad, quizás no le permita cogerla ….
Y sin embargo, en ese mismo mercado podemos encontrar «compañías “vivas”, operando con información de gestión, detrás de la consecución de unos objetivos y planes que les permiten una limitada pero valiosísima iniciativa frente a la incertidumbre, conscientes de sus capacidades y limitaciones, que no esperan que lleguen oportunidades, sino que provocan que aparezcan, adaptativas a la realidad del mercado y a los cambios de su entorno, ágiles en su análisis de las situaciones y en sus reacciones, …en definitiva … mejorando su “chance” en el mercado en que operan.
Como gerente, no puede permitir que su negocio sea una compañía zombie … porque pese a que aparentemente subsisten en el mercado, … no dejan de ser, como la palabra zombie define, “muertas en vida”.